Por: Ignacio Baño.

El pasado 3 de Septiembre, nuestra compañera Maite Catalá y el que escribe, iniciamos uno de esos viajes que cargan las pilas. Acercarse, tomar contacto con la realidad de nuestro trabajo y ver de nuevo de cerca su sentido y sus complejidades nos impulsa, como siempre, a seguir adelante aún con más empeño.

Nuestro destino: TANZANIA.

Estamos realizando el seguimiento de los avances del proyecto para la Disminución de la Mutilación Genital Femenina y los Matrimonios Forzosos en la región de Manyara que está llevando a cabo la ONG local NAFGEM, una entidad con la que llevamos ya casi diez años de trabajo conjunto y que también produce, junto a otra entidad africana en Kenia (Tasaru Ntomonok), nuestras queridas Pulseras Masai, que son el alma de nuestro programa de lucha contra la MGF en esos dos países.

 
 

pulseras

 
 

Desde España nos separan 12 horas de viaje hasta nuestra primera parada: Moshi, una turística ciudad situada en las faldas del mítico Kilimanjaro desde la que NAFGEM coordina todas sus actividades.

Nuestra primera gran alegría nos la llevamos al hablar con algunas de las valientes niñas que se han opuesto a la nefasta tradición de la MGF o a ser casadas contra su voluntad y que han sido rescatadas por NAFGEM. Con ellas descubrimos de nuevo el lado humano que da significado a todo proyecto, al conocer sus historias únicas de resistencia a la adversidad y de amor a la vida.

 
 

hogarninas

 
 

Nuestro siguiente destino nos hace sentir que nos adentramos de verdad en África. Seis horas de viaje para recorrer 200 kilómetros. Un recorrido que se disfruta como algo especial pero que también nos recuerda que es un privilegio contar, en casa, con buenas infraestructuras. Llegamos a Simanjiro, una región en la que se asientan sin orden aparente algunas casas y comercios a lo largo de una carretera sin asfaltar. La población, en su mayoría masai, vive diseminada en sus asentamientos típicos a lo largo de este territorio.

 
 

simanjiro

 
 

Éste es el corazón de nuestro proyecto. Un centro comunitario que gestiona NAFGEM en un terreno cedido por la comunidad en el que estamos construyendo aulas con capacidad para 100 niñas y niños y equipando un centro de formación para mujeres. Las obras avanzan a buen ritmo y en todo el complejo ya se ha incorporado energía eléctrica (aunque aún tiene sus fallos) y por fin se ha localizado agua…eso si, a 200 metros de profundidad!

 
 

centro

 
 

obraypozo

 
 

Toca trabajo de campo. Hablar con el constructor y proveedores locales, fijar plazos, papeleo…la parte más gris pero tan necesaria nos va a ocupar mucho tiempo, pero nos deja al menos momentos de respiro para conocer a las niñas y niños que son la razón de todo esto.

Temporalmente alojados en la infraestructura ya existente a la espera de que finalicen nuestras aulas, es difícil explicar la satisfacción que se siente al verlos y saber que pronto contarán con un nuevo recurso educativo dirigido expresamente a fomentar la igualdad y a proteger sus derechos.

 
 

maiteninos

 
 

También hemos podido «conversar» (si bien es cierto que ninguna de ellas habla inglés) con las mujeres que participan en las distintas actividades de formación productiva. Nuestra querida Honorata Nasuwa, coordinadora de programas de NAFGEM  hizo las veces de intérprete. Nos quedamos con su cercanía, sus muestras de agradecimiento hacia todos los que lucimos la Pulsera Masai y con un mensaje de su parte: «por favor, vended más pulseras para que podamos seguir trabajando en esto». 

 
 

 
 

Este resumen de viaje no es sino un agradecimiento a todas las personas que nos acompañáis y que en cierto modo habéis estado allí con nosotros puesto que sin vuestra ayuda esta labor no sería posible. Nuestra compañera Maite se queda, como cooperante española, al frente de nuestro proyecto para coordinar las obras, los nuevos talleres productivos para mujeres y la recopilación de la documentación técnica que presentaremos a nuestros financiadores. Desde aquí seguimos en contacto permanente con ella.

¡Mucho ánimo compañera!

 
 

Ignacio Baño.

Director Mundo Cooperante.

 
 

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