Mis hijos son así de oportunos; eligieron el 25 de noviembre, Día Internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres, para hacerme una pregunta que me dejó casi sin palabras:

 

 “Mamá, ¿a que hay juguetes de chicos y juguetes de chicas?”

 

Yo soy pedagoga, y formo parte de una ONG en la que la lucha contra la violencia ejercida sobre las mujeres, por el mero hecho de serlo, es una prioridad.

 

Mutilación genital femenina, crímenes de honor, matrimonios tempranos, trata, explotación, violencia doméstica, etc, son el día a día de millones de mujeres en todo el mundo. Una violencia que aparece como máxima expresión de la desigualdad que existe en todos los países entre hombres y mujeres.

 

Por tanto, mis intervenciones en los centros educativos tanto de primaria, como de secundaria, tienen un objetivo claro: la promoción de la igualdad de género entre los/as más pequeños/as y los/as jóvenes, ya que la repetición de determinados comportamientos y actitudes entre ellos/as está poniendo sobre alerta a la comunidad educativa.

 

Creo también, con total convencimiento, en el enorme poder que tiene el juego en la educación y en el desarrollo integral de cualquier individuo, especialmente durante la infancia y la adolescencia. Cuando nos divertimos y disfrutamos con lo que hacemos, todo es mucho más sencillo y se aprende mucho mejor.

 

Por eso, ante esa pregunta tan trascendental de unos niños que están acostumbrados a jugar con todo (de hecho, como todos/as los niños/as, se lo piden todo para Navidad, independientemente del color que tenga el anuncio), me vi obligada a contraatacar con otra pregunta:

 

¿Por qué? ¿Qué juguetes son de chico y cuáles de chica?

 

Creo realmente que no hay juguetes sexistas; el sexismo se encuentra en el uso y el mensaje que da una sociedad a unos niños y a unas niñas de los que se esperan comportamientos bien distintos dependiendo de su sexo. Desde que son bebés les tratamos de forma diferente si pensamos que son chicos o chicas.

 
 

 
 

Ellos son fuertes, futuros directivos o grandes deportistas y no necesitan sentirse demasiado arropados. Ellas, sin embargo, tienen que ser bonitas, cuidar a los demás y cuanto más delicadas, mejor, por eso les damos más caricias. A medida que van creciendo, esos mensajes van calando y se van potenciando con lo que ven y oyen en la sociedad: los niños no lloran, las niñas normales son finas y se visten de princesas, etc, y sobre todo continúan calando a través de los juegos y juguetes que emplean, porque es en ese momento en el que nuestros hijos/as aprenden a ser.

 

Dejémosles que nos enseñen que las chicas pueden jugar a la pelota, mancharse, jugar con camiones, coches y construcciones; y que a nuestros chicos les pueden gustar los muñecos, bailar e incluso pintarse (os recuerdo que los guerreros más temibles se pintaban antes de ir a la batalla) Con todo eso irán aprendiendo que todos/as estamos capacitados para hacer lo que realmente consideremos oportuno y lo que nos gusta; que los chicos no son más chicos por ser más fuertes físicamente (habría que destacar también otras fortalezas) o por pedir menos ayuda y ocuparse menos de los demás; que las chicas no son más chicas por estar siempre guapas y por ser mejores cuidadoras y madres; y, sobre todo, que ser una chica no es peor que ser un chico, porque no son más débiles, ni necesitan más cariño, ni nadie que piense por ellas negándoles el derecho a elegir lo que quieren ser.

 
 

 
 

En nuestra mano está que, al menos, tengan esa opción de decidir a qué quieren jugar y que encuentren en casa ese pequeño “oasis” en el que se aprende con total libertad y sin miedo alguno al qué dirán, a cómo ser de mayores.

 

Os dejo una guía de padres y madres en la que podéis conocer más sobre el tema y dos tesoritos que descubrí hace algún tiempo y que creo que son una maravillosa herramienta para educar en igualdad, no sólo de género, sino también en general:

 

Guía “Juegos y juguetes para la igualdad». Guía didáctica para una educación no sexista dirigida a padres y madres

«Los Colores” de Nunila López Salamero y Myriam Cameros Sierra

Ekilikua: juegos cooperativos y juguetes educativos

 

 

 


Ana Pérez González.
Pedagoga y cofundadora de Wanawake Mujer.


 
 

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